Después de décadas de derecha, de una Valencia ligada a intereses externos.
Después de años de políticos abusivos, que criminalizan la resistencia, que nos plantean su realidad a modo de somnífero. A través de un medio que han convertido en un aparato propagandístico, que les sirve de envoltorio para una práctica informativa sectaria.
Y es que después de llegar a lo más alto, el poder les cegó. Porque si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.
Esto es lo que sucede en mi tierra, en la ciudad donde quemaron al último hereje y sacaron a pasear los tanques. Una ciudad que en algún tiempo fue símbolo de unidad y resistencia. Y que ahora se encuentra gobernada por gente que cree estar en la cima, que ha conseguido que no le bajen de ella.
Por ello, ha llegado el momento de hacerles caer, de que la multitud apática despierte. Porque si algo está claro es que nadie piensa demasiado donde todos piensan lo mismo.
Así que basta de mentiras, basta de corrupción, de victimismo…
Ha llegado el momento de bajarles de su nube, de que afrontemos los problemas desde la raíz y recuperemos nuestra conciencia social.

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